domingo, 21 de noviembre de 2010

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Cosas de la vida, ¿no?

Nunca jamás hay que empezar así un texto. El lector se siente tomado por boludo porque no tiene forma de entender la referencia 'cosas' a no ser que se haya tomado en serio la telepatía y que, encima, la haya logrado.
El punto es el siguiente, y, ya que está de necromoda, tiene que ver con la muerte de Néstor Kirchner: ahora parece que muchos que no nos decíamos kirchneristas nos encontramos con que efectivamente somos más kirchneristas de lo que pensábamos, otros siguen sumando monedas a la catarata de idiotez que venían alimentando cual cascada en un casino en la escena política nacional, y hay gente a quien le resbala porque encuentra resbaloso el tema o porque tiene mucho laburo. Hasta ahí, todo bien. Lo peor son los moderados, o sea, los que dicen qué es ser moderado. Abren el manual de moderación, mesura y corrección política (que incluye el latiguillo 'oh, esto no es políticamente correcto') y dicen "lo que yo hago es LA moderación". No quiero ampliar, sinceramente (al mejor estilo Hume cuando dice "bueno, sí, este ejemplo me la pone, pero es muy raro como para que invalide mi sistema). Me repugnan. No son moderados. Son garcas que se justifican su postura diciendo que está justificada.

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