Prácticamente cada vez que estoy en un ambiente de más de tres o cuatro personas y digo que soy vegetariano me crece la misantropía. Y no es que haya una relación entre esas dos cosas, es que en ese entonces la estupidez humana y la discriminación facilonga, chabacana y ciertamente idiota, se muestran tal cual son, sin tapujos, sin pudores, inacabables, mutables e infinitas.
jueves, 27 de septiembre de 2012
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