viernes, 10 de julio de 2009

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Cuando Platón compró su primer microondas en Mercadolibre se encontró con un problema: venía desarmado, ¡y en la bárbara lengua inglesa!
Con ayuda de un gran amigo, Fistásof, lograron traducirlo al castellano.
Las instrucciones que Zeus dispuso para el imberbe Platón no fueron precisamente sencillas. Tan complejas eran, que lo dejaron en aporía.
Cuando leyó "Una el interruptor al cable rojo", nuestro dialéctico quedó duro. Pensó:
-¿Lo uno?

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