martes, 14 de abril de 2009
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Prefiero el dengue antes que el cristianismo, porque uno es un mecanismo de regulación de la población si la medicina no se interpone como siempre, y el otro es un invento aburrido que roedoriza a la gente llamándola a parir indiscriminadamente, total se mueren y el sufrimiento mundano puede desembocar en un paraíso por completo invisible hasta entonces. Me deja contento que sea mucho más eficaz en propagarse, aún contando casi exclusivamente con la temporada cálida para hacerlo, el primero que el segundo, verdaderamente alegre me deja la ineficacia casi insuperable que ostenta hoy en día ese oxidado corpus dogmático.
Medicamento:
Dengue,
Dogma que se muere jajaja qué alegría que se apure más
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