sábado, 20 de junio de 2009
156
Un grupo de palas que parecían sanas cosificaron a las personas, las obligaron a cavar huecos prolijamente alejados de las ciudades, arrojaron dentro a una palita que, a juzgar por la mayoría de palas, estaba muerta, y finalmente forzaron a los hombres a tapar los huecos, y los dejaron apoyadas contra una pared, oxidándose bajo la lluvia.
Medicamento:
Revolución en el kirkegaard
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