miércoles, 25 de noviembre de 2009
317
Algunas personas tienen la mala suerte de ingerir alimentos con altos valores prometeínicos. Sin notarlo, se ven envueltos en robos a los dioses de la pantalla en el Olimpo de los barrios privados. Más tarde se los encuentra encadenados a los montes de la cárcel con sus hígados devorados no por águilas, ahí hay solamente ratas, sino por el alcohol de mala calidad.
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