domingo, 3 de enero de 2010
356
El cielo saltó, dejando un espacio vacío en el lugar que ocupaba, y a la tierra suspendida metafísicamente. Hubo quienes, como era de esperarse, se ubicaron ahí para llenar el hueco, como si fueran peronistas trascendentales. El cielo cayó y les aplastó la cabeza. Estuvo perfecto.
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