viernes, 29 de enero de 2010
382 - Frenesí
La calle no es más que un lugar donde las ratas ponen huevos y mi encierro es tal que ni gatear puedo sin rasparme la espalda. A la creciente que supone en el río de la parca cada noche de placer sin prevención en fecha equis o una violación -¿quién sabe a qué, por quién, por dónde, oh, ¿tanto así?, de día, noche, con o sin orden de juez pertinente?- se le debería agregar una represa: seamos inmortales. No distinguir ya guantes de zapatos: seamos cuadrúpedos artistas y amorosos, de la indecencia. Plural de la soledad: manifiesto de mí mismo. Contorsionista del desastre: aprendí en la escuela a pisarme mi propia cabeza, ya no pude ayudar al caído y seguí de largo: los dictadores dicen que la historia los absolverá. Calma, calma.
Medicamento:
Frenesí dije
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