Entiendo que cualquiera quiera poder vivir de lo que se le antoje, pero que no me vengan con patetismos a mí a pedir que les haga rentable el antojo. O sea, esos llantos feroces desatados por facebook sobre cuánto cuesta hacer lo que hacen, cuando es un ejercicio artístico que hasta hace un par de siglos nadie presumía como plausible de sostener económicamente una vida... a otro perro con ese hueso. Y muerte al artista genio.
lunes, 4 de febrero de 2013
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