martes, 5 de abril de 2016

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Hacer especulaciones contrafácticas es tan divertido como poco vinculante. Se pueden llevar al extremo del detalle las construcciones mentales del tipo "qué hubiera pasado si..." e intentar reemplazar fragmentos históricos por bloques ficcionales, o modificar pequeños detalles, o incluirse a uno mismo en determinados eventos. Otra cosa atractiva es ver las diversas reacciones ante situaciones similares. En Islandia, por ejemplo, piden la renuncia de un primer ministro que figura involucrado en una firma especializada en maniobras financieras por fuera de la ley. En Argentina el presidente, igualmente vinculado a las mismas pruebas en la misma firma, goza de imagen positiva y aprobación mayoritaria. Qué querés que te diga.

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