A medida que avanzo con El Quijote voy notando cuánto hay para aprender ahí. La sutileza de la ironía hace que Jarry, los dadaístas, y hasta Ionesco parezcan burdos por momentos, sin desmerecerles los favores concedidos. La amplitud genérica contenida en una sola obra, desde los pequeños relatos, los sonetos, las cartas, la recolección de refranes, hacen que pensemos cuánto tuvieron de vanguardistas las vanguardias. Un completo viaje de ida.
domingo, 10 de abril de 2016
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