El desgaste cotidiano -¿hasta dónde vamos a llegar?-, la lucha contra el tedio -¿será siempre así?-, la creciente comprensión respecto a las posibilidades -¿estoy tocando el techo o se derrumba mi casa de a poco?-, y tanto más, una noche en que el vino se termina y cada vez hay menos ruido, menos ruido.
jueves, 28 de julio de 2016
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