Agarró con cuidado una bolsa de basura y metió adentro toda su pacatería -en el reflejo del plástico negro se notó un poco distinto al que veía en el espejo-, hizo un correctísimo nudo que, más tarde, usó de manija para depositarla en el canasto de su vereda de su casa de su mundo al alcance del dedo menor de la mano izquierda de su acompañante.
Acto seguido no supo cómo continuar con su vida. Hay quienes afirman que hay una relación directa entre ambos hechos. Hay quienes no afirman nada porque no se animan.
domingo, 6 de diciembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 psicomentario(s):
Publicar un comentario