Después de años de bordear a Spinoza, leyéndolo a través de intérpretes muy contra sus propias indicaciones de nunca leer a partir de terceros, logro entrarle, siguiendo una linda pista que dejó Leonor Silvestri: empezar a leer la Ética desde la tercera parte, la de los afectos. Se desvela una potencia más en el mundo.
jueves, 9 de junio de 2016
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