lunes, 20 de junio de 2016

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De la misma manera que alguien que dice "no te voy a hablar" incurre en una contradicción performativa, puesto que al decirlo está actuando lo que afirmaba no haría, un presidente argentino cuyo apellido empieza con Macr pide "erradicar la corrupción", con una cantidad enorme de dinero no declarado. Si su exclamación tuviera poder real, él debería desaparecer en el momento, cosa que no ocurre. En este contexto, en apariencia se abren dos interrogantes. Que su verba valga un carajo, o que él no sea corrupto, y por eso pueda sobrevivir a su verba. Como ya quedó muy claro en su omisión descarada por declarar una suma enorme de dinero que le pertenecía, concluimos con certeza que es un corrupto de mierda. Y ya que de esta manera eliminamos una de las dos interrogantes, accedemos a una nueva comprobación: que su palabra no vale un sorete. 2x1.

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