La magia cambia de signo. Hoy los conductores de auto suponen que tocando un botón y haciendo sonar una bocina estridente toda una fila de autos se moverá. Abra cadabra. Lo peor es que en lugar de la alegría notable del mago que sabe que su truco tendrá efecto, estos lo hacen gruñendo y puteando. Inútiles y encima malhumorados. Ni que fueran políticos de profesión.
sábado, 5 de diciembre de 2015
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