El arduo trabajo del señor Comte señala etapas en las sociedades, empezando de una metafórica niñez y progresando hacia una adultez. Queda por determinar si en ese proceso evolutivo de carácter creciente se tenderá a la muerte, como todos menos Disney. Un argumento contra esta teoría biologicista es el actual show escénico-boludil del traspaso de mando, momento infantil cual nacimiento del homínido. Otra arriesgada deriva teórica podría postular una especie de big-crunch social. Según esta, afirmaríamos que la adultez ya se alcanzó y ahora estamos retrocediendo lenta e imparablemente hacia un estado larval de la pelotudez. Basta de discusiones bizantinas, basta, basta.
lunes, 7 de diciembre de 2015
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